Ana Maria Lajusticia

Ana Mª Lajusticia nació en Bilbao en 1924. Es licenciada en Ciencias Químicas por la Universidad de Madrid y ha realizado estudios sobre Agricultura y alimentación animal, publicando artículos sobre el tema, en revistas especializadas.

Desde principios de los 70, se dedicó al estudio de la Dietética, basado en la Bioquímica y la Biología Molecular, participando en diversos Congresos sobre esta materia.

Sus extensos conocimientos teóricos y prácticos le llevaron a escribir su primera obra “La alimentación equilibrada en la vida moderna, que constituyó un extraordinario éxito, a la que siguieron otras nueve obras, dos de las cuales han sido traducidas al francés, alemán, holandés y portugués.
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Escribir una biografía de una persona que está bien viva (a pesar de tener 90 años) es un caso especial, no usual, por ello vamos a contar este escrito en parte de “biografía” y en parte de “entrevista”. La entrevista fue realizada el 29 de enero de 2015 y duró durante 2h.
Dña. Ana Mª durante estas dos horas habló como quien habla a una amiga íntima, no solo del proceso que le llevó a comprobar las propiedades del magnesio sino que este proceso lo entrelazó con la trayectoria de su vida.
Cabe destacar la lucidez y vitalidad de una persona de 90 años que como bien dice piensa “morirse con las botas puestas”. Ella sigue pasando consulta, dando charlas, entrevistas y preparando un nuevo libro.
Ana María Lajusticia (Ana Mari, para la familia) nació en Bilbao en el año 1924 y vive actualmente (2015) en Barcelona. Licenciada en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó estudios sobre agricultura y alimentación. Lleva más de 40 años dedicada al estudio de la dietética basado en la bioquímica y la biología molecular y ha participado en congresos internacionales sobre estas materias, especializándose en los problemas provenientes de las deficiencias de la alimentación.
Se considera apolítica. Dejé de ser religiosa por los curas predicaban que la enfermedad era un castigo”. Es autora de diversos libros: La alimentación equilibrada en la vida moderna, El magnesio clave para la salud,La artrosis y su solución, Aprende a comer,…
Le gusta la historia de las ciencias naturales y la geología.
Fue considerada una de las 20 mujeres más influyentes en España en el siglo XX.
– Pregunta: ¿Quién es Ana Mª Lajusticia?
– Ana Mª: Mi padre era ingeniero industrial. Mi madre se llamaba Delfina. Vivíamos con la madre de mi madre y mi tío Faustino. Nos fuimos a vivir a Canarias, antes de que estallara la guerra. Allí murió mi padre, en Tenerife, y volvimos a Bilbao con mi abuela. Yo quería estudiar ciencias naturales, pero mi abuela me aconsejó que estudiase Químicas. Y estudié en Madrid. Cuando acabé la carrera entré como jefe de laboratorio, en una empresa minera, en Bilbao. Por motivos de trabajo hice un viaje a Osor, en Gerona, y allí conocí al que fue mi marido. He tenido 6 hijos. Después de 24 años de casada me separé de mi marido. Fui profesora de instituto en Gerona y luego me fue a vivir a Barcelona, di clases de ciencias naturales y de física. He tenido una formación multidisciplinar. Esto es lo que me ha permitido estudiar el magnesio desde distintos puntos de vista, desde el suelo, la composición del suelo, el abonado, luego la dietética y la bioquímica. En mis tiempos no era muy corriente que las mujeres estudiasen, solo las “matriculeras”. No teníamos problemas en las universidades por ser mujeres, teníamos más problemas para ocupar un puesto de trabajo.
-¿Por qué empezó a interesarse por la dietética?
– Desde pequeña mi alimentación no era muy buena, en la postguerra se comía poco y muy mal y eso produjo en mí un desgaste en las vértebras. Además tuve una caída de cuando era pequeña. Tengo dos vértebras fuera del sitio, la 4ª cervical y la 5ª lumbar ya de bastante joven.
Cuando tenía 31 años, había nacido ya mi cuarto hijo, tenía sensación de pesadez, me dolía la pierna derecha y pensaba que debía tener algo en los riñones.
Me dirigí a un médico en Barcelona considerado en su época como el mejor internista de la ciudad y me recomendó que usara toda mi vida faja entera con ballenas para que me sujetara el cuerpo, que no me la quitara para dormir y ni siquiera para bañarme en el mar.
La llevé durante 3 años. Pero con el embarazo mi quinto hijo empezaba a tener taquicardias y calambres al despertarme, y los dolores de cabeza eran continuos. Aún tuve otra hija que hacía el número seis de mis hijos, y todos los problemas citados llegaron a agravarse tanto que prácticamente vivía como una enferma, no me aguantaba de pie, los dolores y sensación de pesadez en la parte delantera de los muslos eran constantes, el dolor ciático frecuentísimo, los calambres en las piernas, problemas de sueños, tenía frecuentes taquicardias en la cama y sensación de opresión y dolorcitos en el pecho. Un día la sensación de dolor cerca del corazón fue tan grave y aguda, que subió de la ciudad un especialista del corazón, el cual manifestó que yo no tenía nada que funcionase mal en el corazón. ¿Cuál era la causa de estos trastornos? Una deficiencia crónica de magnesio. Lo grave es que ni los médicos ni yo sabíamos esto entonces.
Pasaron los años, los dolores de cabeza y los vértigos se agudizaron, más algunos de los síntomas que hacía años venía padeciendo, a través de la piel se me veían continuamente hematomas en los brazos y en los muslos.
Los médicos me diagnosticaron artrosis generalizada y una lordosis lumbar muy acentuada, y me propusieron fijarme las vértebras de la cintura con un injerto del hueso de la pierna. «Nadie puede hacer crecer el cartílago desgastado», manifestaron todos.
Me dirigí a un buen especialista, el cual me dijo que no podía operarme. «No puedo operarte, porque tienes el esqueleto sin vida, como el de una mujer de ochenta y seis años, y no prendería el injerto. Tienes artrosis, osteoporosis y picos de loro en las vértebras, que son los que rozando los nervios te producen los dolores. Este problema es irreversible y además progresivo».
Entonces me dio analgésicos, antirreumáticos y antiinflamatorios y (me indicó) que hiciera gimnasia. Tanto la gimnasia como las tracciones en la región cervical, me paliaron el problema y, poco a poco, pude hacer una vida seminormal.
A todo esto, muy posiblemente debido a la medicación con corticorteroides, me apareció una diabetes.
Estuve llevando el corsé desde los 31 hasta los 52 años.
Entonces decidí modificar mi dieta, cambié el pan blanco por el integral, introduje las proteínas para mi diabetes, tomaba orejones de albarcoque, avellanas y almendras. De este modo,- sin yo saberlo entonces – aumenté la cantidad de magnesio, junto que en aquella época tenía pasión por el chocolate y tomaba uno muy oscuro, endulzado con ciclamato, e iba suministrando cantidades no desdeñables de magnesio, pues el cacao es uno de los alimentos más ricos de este mineral. Fui mejorando. Fue entonces cuando empecé a dar clases en el instituto de Gerona durante 4 años.
Me separé de mi marido y me fui a Barcelona a vivir.
Me costó mucho encontrar trabajo, porque tenía 49 años y 6 hijos. Durante 8 meses, me levantaba, cogía el periódico y buscaba trabajo.
Me presentaba a las entrevistas y me decían que no daba el perfil porque no necesitaban una persona con formación.
Empecé a trabajar en una tienda de dietética, tras ofrecerme hacer un examen de azúcares. Ganaba 12.000 ptas., cuando una hija ganaba 70.000 y otra 40.000. A veces me llevaban a las oficinas para hacer memorias para Sanidad, empecé a dar charlas en Barcelona y Zaragoza.
Entre tanto había leído un librito escrito por un jesuita, el padre Puig, que se llamaba Virtudes curativas del magnesio y entre las cosas que ponía era que iba bien para los forúnculos y como tenía en la cara, empecé a tomar magnesio. Por entonces comía bien, y al mes y medio ya no tenía forúnculos. Además ya no me levantaba tan cansada, sino que tenía ímpetu para levantarme. Así que seguí tomando magnesio y después de tres años me quité el corsé.
Pensé que tenía que entender qué pasaba con el magnesio y leí que con el abono para la Tierra de nitrógeno, fósforo y potasio no estábamos restituyendo el potasio.
Y volví a estudiar. Me encontré con un lenguaje nuevo, el lenguaje de la Bioquímica. Me rodeé de libros de química orgánica, inorgánica, termodinámica,…
Monté una herboristería con el dinero que me habían prestado y como había hecho unos escritos y había dado charlas, pensé en completarlos y sacar un libro. La alimentación equilibrada, que tuvo mucho éxito, porque no había ningún libro que explicara la dietética con una base científica.
Antes nadie hablaba de nutrición con rigor científico, se hablaban de nutrición con “empirismo”, es decir, se sabía que algo era bueno porque se veía que iba bien. Pero empezar a hablar de nutrición apoyándose en la química y en la bioquímica. Creo que fui la primera en España, por eso fui conocida. También fui la primera que empezó a hablar del magnesio y de lo que me comportaba su deficiencia con rigor científico. Y por eso me di a conocer, porque explicaba el porqué.
A partir de ahí las cosas fueron viniendo rodadas, me daba cuenta que la gente no sabía dónde comprar el magnesio, y entonces como a un señor que tenía un laboratorio farmacéutico y me empezó a hacer los productos.
Así que empecé a sacar mi marca y usé mi cara y mi nombre a los productos porque pensaba «aquí estoy yo diciendo esto porque estoy segura», aunque tuviese a muchos médicos en contra, e incluso me acusaran de indocumentada.
– ¿Cuál sería el papel de la mujer hoy en día?
– Cada vez es mayor. La mujer se conoce mejor a sí misma que los hombres. Hasta hace poco, quienes hablaban de las mujeres eran los hombres. La mujer va ganando más pasos.

– Si usted tuviera una lámpara mágica, ¿qué tres deseos le pediría?
– Primero, encontrar un trabajo digno que te guste. Que todo el mundo pueda vivir bien, que tenga un techo, que no pase frío, y puedan comer. Que eduquen bien a los hijos. Y tercero, que pudiésemos volver a como era la familia de antes, que exista más comunicación, una relación. Que la familia se interrelaciones más.

Ana Mª Lajusticia, en estos momentos (2015), sigue impartiendo charlas, entrevistas, conferencias, está preparando un nuevo libro, y sigue transmitiendo su vitalidad, su entusiasmo y su experiencia a todos aquellos que nos acercamos a ella.

Bibliografía

Entrevistas en diferentes medios de comunicación
La alimentación equilibrada en la vida moderna, Ana María Lajusticia, ed. Edaf.
El magnesio, clave para la salud,Ana María Lajusticia, Ed. Edaf.

Entrevista realizada por M.ª José Reina y M.ª Ángeles Reina.

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