ROSA CHACEL

Como tantos otros escritores que vieron su existencia alterada profundamente por la guerra civil española, Rosa Chacel pasó gran parte de su vida en el exilio. Nacida en 1898, desarrolló una fructífera carrera literaria que gozó de un amplio reconocimiento hacia el final de sus días.

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«No era común entre las mujeres de mi tiempo lanzarse a las letras».

Rosa Clotilde Chacel Arimón pertenece a la llamada Generación del 27. Escritora, poetisa, ensayista y traductora, nació el 3 de junio de 1898 en Valladolid, en el seno de una familia liberal, lo que le permitió crecer en un ambiente donde desarrolló una personalidad de gran independencia, amplia cultura literaria y una autonomía de pensamiento poco frecuente en una niña, ya que fue educada sin asistir al colegio debido a su delicada salud. Su madre, Rosa Cruz Arimón, que era maestra, le dio la formación elemental en su propia casa. Al no ir al colegio, no hizo amigos, y sus padres, en realidad, fueron los que la lanzaron a una vida intelectual que, en definitiva, era el ideal de ellos para Rosa.

Era sobrina nieta de Zorrilla y ella misma dice que, cuando su madre dejó de leerle los cuentos de Calleja y Las mil y una noches, aprendió a leer con los versos de Zorrilla: «Me los sabía de memoria». También le encantaba Julio Verne. Rosa dice: «Mi adoración por Julio Verne, ese fue mi gran culto, tiene mucha importancia en mí».

En 1908 se fue a vivir a Madrid, al barrio de Maravillas, a la casa de su abuela materna. A los once años, Rosa estudió dibujo (esa faceta le viene de su padre, que fue quien le enseñó) con Fernanda Francés, en la Escuela de Artes y Oficios y en la Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer, abierta poco después. Ingresó más adelante en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, que dejó unos años después. Aunque fue su gran vocación, la deja en el momento en que se empiezan a abandonar los cánones clásicos para buscar otras formas de expresión alejadas de sus inquietudes. Comienza a ir al Ateneo y se adentra en el mundo de la literatura.

En ese momento es cuando conoce a su marido y a una de las grandes figuras intelectuales de la época, Ramón María del Valle-Inclán. Es a partir de entonces cuando empieza a frecuentar las tertulias de la cafetería Granja del Henar y la botillería de Pombo. También el Ateneo de Madrid, donde dio su primera conferencia, titulada La mujer y sus posibilidades. Rosa comenta: «No era común entre las mujeres de mi tiempo lanzarse a las letras».

De 1918 a 1922 comienza a colaborar con la revista vanguardista Ultra y traba amistad con José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Ramón Gómez de la Serna y Juan Ramón Jiménez entre otros. En esa época es cuando se casa con el pintor Timoteo Pérez Rubio (Timo), con quien tuvo un hijo, Carlos.

Entre 1922 y 1927 residieron en Italia, gracias a una beca obtenida por Timoteo en la Academia de España en Roma. Entró en el círculo de Ortega y Gasset. Publicó en la Revista de Occidente dos relatos: Chinina Migone (1928) y Juego de las dos esquinas (1929), y el ensayo Esquema de los problemas culturales y prácticos del amor (1931). También escribe en la Gaceta Literaria, y en el segundo número de la revista Ultra publica el relato Las ciudades. Su primera novela, Estación. Ida y vuelta, escrita en 1930. Logra que Ortega y Gasset la lea y la encuentre digna de ser publicada por Revista de Occidente, así que le encarga escribir una biografía sobre la amante de José de Espronceda para una colección llamada «Vidas extraordinarias del siglo XIX», titulada Teresa, que será publicada en 1941 en Buenos Aires.

Al estallar la Guerra Civil española, Pérez Rubio se alista y Rosa permanece en Madrid, colabora con publicaciones de izquierda y suscribe manifiestos y convocatorias que se llevan a cabo durante el primer año de la contienda. También colabora con la prensa republicana y trabaja como enfermera. El agravamiento en la situación militar provoca la decisión de enviar al exterior las obras del Museo del Prado, responsabilidad que se le encarga a Timoteo. Rosa y su hijo partieron a Barcelona, luego a Valencia y más tarde a Francia, con una breve etapa en Grecia, donde coincidirá con Concha Albornoz, siendo hospedadas las dos por Nikos Kazantzakis. La familia logra reunirse tras la caída de la República y se traslada a Brasil, con un paréntesis en Buenos Aires, con la finalidad de evitar que su hijo Carlos llegase a desconocer el idioma español.

Rosa Chacel comentará que siempre se ha sentido española a pesar de pasar tantos años fuera de su país.

En 1959 se le concedió una beca de la Fundación Guggenheim durante dos años en Nueva York. El proyecto que se le encargó fue escribir un ensayo erótico-filosófico titulado Saturnal. En 1963 residió en España durante un año y regresó definitivamente en 1973 con una beca de la Fundación March para terminar Barrio de Maravillas. Esta última etapa fue la más productiva desde el punto de vista literario y fue cuando empezó a tener reconocimiento oficial; sin embargo, apenas tenía recursos para vivir, siendo ayudada por el Ayuntamiento de Valladolid, que le concedió una pensión vitalicia.

En 1976 recibe el Premio de la Crítica Española por Barrio de Maravillas y es cuando se produce el amplio reconocimiento de su obra. Más tarde recibirá otras distinciones, como el Premio Nacional de las Letras en 1987, el nombramiento como doctora honoris causa por la Universidad de Valladolid, el Premio Castilla y León de las Letras en 1990 y la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en 1993.

Fallece en Madrid el 27 de julio de 1994.