Amelia Valcárcel y Bernardo de Quirós

Mujeres Geniales - Otras

Amelia Valcárcel nació en Madrid en 1950. Ha destacado por su labor como escritora, conferenciante, profesora y por su lucha por los derechos de las mujeres. En 1982 se doctoró en Filosofía. Para ella, la filosofía nos ayuda a entender cómo hemos llegado adonde estamos. En 2015, le fue concedido el doctorado honoris causa por la Universidad de Veracruz, en México, en reconocimiento a su «sobresaliente trayectoria profesional y académica en los campos de la filosofía y el feminismo».


Amelia Valcárcel y Bernardo de Quirós

«Procura conocer a un buen filósofo si quieres serlo».

Amelia Valcárcel y Bernardo de Quirós nace en Madrid el 16 de noviembre de 1950. Ha destacado especialmente por su extensa labor como escritora, conferenciante, profesora, así como por su lucha por los derechos de las mujeres.

Comenzó su inquietud filosófica ya de niña, cuando se descubrió observando la luna cuando ya estaba avanzado el día. Así descubrió la necesidad de responderse a muchas preguntas que la acechaban.

Cuando cayó en sus manos el libro de Ortega y Gasset Ideas y creencias, despertó su interés por la filosofía.

Durante un tiempo estuvo dudando entre la carrera de Filosofía o la de Ingeniero de Caminos. Finalmente, se decidió por la primera. En una entrevista, explica que fue la mejor elección, ya que los filósofos también «tienden puentes» para transmitir ideas. Además, para ella la filosofía enseña a pensar y a ver las cosas desde todos los ángulos posibles.

Cuenta que en su época las mujeres entraban en Filosofía y Letras para encontrar novio, pero Filosofía Pura ya era otra cosa, y estaba ella sola en la Universidad. En su cuarto tenía un póster con la Declaración de los Derechos Humanos, en lugar de los típicos de cantantes, propios de la edad.

Estudió Filosofía en las Universidades de Oviedo y Valencia.

Cuando en tercero de carrera Amelia decide tener Fenomenología, de Hegel, como libro de cabecera, quería desentrañar al máximo el pensamiento de este admirado filósofo. Posteriormente escribiría Hegel y la ética. Dice de este filósofo que es el pionero de la reflexión histórica, el padre de la filosofía de la historia, que resume la ambición por entender la historia. Para Valcárcel, si somos capaces de entender la historia, seremos capaces de entendernos a nosotros mismos, ya que la humanidad es histórica, lo que somos es fruto de lo que hemos sido. En este sentido, la filosofía enseña, nos ayuda a entender cómo hemos llegado adonde estamos. Para ella, Occidente es el resultado de la unión de Grecia y Judea. Grecia ofrece las formas artísticas, el mundo conceptual; Judea, la geografía sentimental.

Sobre los clásicos, dice: «Somos enanos, pero a hombros de gigantes; ellos fueron gigantes, pero nosotros vinimos después».

También tuvo gran interés por el idealismo alemán, que para ella recoge la idea de Grecia de que ética y estética son lo mismo. Es gran admiradora de Kant y de los ideales promovidos por la Revolución Francesa: libertad, igualdad, fraternidad.

En su libro Ética para un mundo global, afirma que la moral se ha convertido en retórica en el peor sentido y se utiliza para disfrazar los intereses: «Primero se buscan los intereses y luego se hacen presentables», explica. Por ello, promueve una ética basada en la prudencia y en pensar en los demás. Para ella, hay desafíos planetarios enormes que hay que atender, pero no desde puntos de vista partidistas. Por eso es muy necesaria una nueva ética global y nuevos políticos que aborden los problemas globales con una nueva ética. Explica que «Los avances tecnológicos no se producen en paralelo con los éticos». Define la ética como «pensamientos abstractos que intentan poner en orden las morales».

En 1982 se doctora en Filosofía y, desde entonces, participa en numerosos proyectos de investigación, especialmente en el ámbito universitario. En la Universidad de Oviedo, en 1983, participa en el proyecto «Metafísica y desarrollo científico-cultural». Con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, llegó a participar en tres proyectos de investigación: «La herencia de la Ilustración», sobre «Mujer y poder» y «Leibniz y la idea de Europa».

Como filósofa de su tiempo, vive entregada a sus muchas responsabilidades: catedrática de Filosofía Moral y Política de la U.N.E.D., vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado desde 2004, miembro del Consejo de Estado desde 2006, miembro del Jurado del Premio Príncipe de Asturias y vocal del Real Patronato de la Biblioteca Nacional. Además, ha dirigido y coordinado numerosos seminarios y congresos, y su presencia es reclamada en numerosos eventos culturales, políticos y sociales.

En 2006 se le concedió la medalla de Asturias en su modalidad de plata, en reconocimiento tanto a su labor en el pensamiento feminista español como a su lucha por la igualdad y los «arriesgados planteamientos dentro del mundo de las ideas» y su compromiso con el mundo de la docencia y la investigación.

En una entrevista le preguntaron que si se sentía antes filósofa o feminista, y dijo que la filosofía le había permitido entender con mayor amplitud cualquier cuestión.

La política no ha sido tema ajeno a sus reflexiones. Afirma que el talón de Aquiles de la democracia es que impone plazos muy cortos para temas muy graves, y que los políticos no tienen el valor de arriesgarse a tomar decisiones impopulares. Por otro lado, dice que la tentación de la política es aburrir.

También opina sobre religión. Dice que es bueno conocer los contenidos religiosos, ya que traen mensajes del sustrato de la humanidad, y que hay que conocer sus vehículos normativos y esto ha sido objeto de estudio de la filosofía. Por otro lado, está a favor de la «secularización del Estado». Pidió que se revisara la Constitución española y se considerara a España país laico, como en Francia, y no solo aconfesional. Explica que las religiones hay que respetarlas, pero que respeten, ya que hay aspectos temporales de la religión que «limitan las libertades».

También le preocupa la ecología: «Nuestro planeta es nuestro y es donde estamos; por ello, lo tenemos que cuidar».

El 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer Trabajadora) de 2015, le fue concedido el doctorado honoris causa por la Universidad de Veracruz, en México, en reconocimiento a su «sobresaliente trayectoria profesional y académica en los campos de la filosofía y el feminismo».

Ha sido dos veces finalista del Premio Nacional de Ensayo, con los libros: Hegel y la ética (1987) y Del miedo a la igualdad (1993).

Sus obras son:

Heguel y la ética (1989).

Sexo y filosofía (1991).

Del miedo a la igualdad (1993).

La política de las mujeres (1997).

Ética contra estética (1998).

Rebeldes (2000).

Ética para un mundo global (2002).

Hablemos de Dios (2007), escrito en colaboración con Victoria Camps.

Feminismo en un mundo global (2009).

La memoria y el perdón (2010).

Mujer elegante, inteligente y con un fino sentido del humor, en una ocasión dijo: «Tiene poca gracia, con lo interesante que es el mundo, tener que marcharse». Amelia Valcárcel es un buen exponente del pensamiento filosófico de nuestra época. Es admiradora de la Victoria de Samotracia, que para ella representa la libertad, y del cuadro Las hilanderas, que muestra a través de la fábula de Aracné el misterio de la filosofía, que aporta como regalo el hilo de Ariadna que nos ayuda a desentrañar todos los misterios que queramos resolver.