Henrietta Leavitt

Mujeres Geniales - Otras

Henrietta Leavitt fue una gran astrónoma americana, nacida en Massachusetts en 1868. Aunque nunca ocupó un cargo superior al de ayudante, fue, sin embargo, la descubridora de importantes fórmulas aplicables a la astronomía. Se calcula que una de cada diez estrellas variables que los astrónomos conocen fue estudiada primero por Henrietta Leavitt. Como ha pasado en la historia repetidamente con las mujeres, muchos de sus trabajos se atribuyeron a hombres de su entorno profesional.


Henrietta Leavitt, la gran astrónoma y «calculadora» americana

Henrietta Leavitt nació en Lancaster, Massachusetts, en 1868.

Se graduó a los veinticuatro años en el Radcliffe College, una universidad para mujeres asociada a Harvard.

Al año siguiente comenzó a trabajar como voluntaria en el Observatorio del Harvard College junto con un grupo de mujeres llamadas «calculadoras», pues realizaban tareas relativamente mecánicas, como examinar meticulosamente placas fotográficas o hacer aburridos cálculos (de ahí su denominación).

Gracias a su gran dedicación y capacidad, la contrataron para dirigir el Departamento de Fotometría Fotográfica Estelar de Harvard. Sus compañeras la describían como «la mejor mente del observatorio».

Se dedicó entonces al estudio y análisis de todas esas placas fotográficas, buscando estrellas variables en las Nubes de Magallanes. Haciendo uso de un laborioso proceso denominado de superposición, en 1904 descubrió 152 variables en la Nube Mayor de Magallanes y 59 en la Nube Menor.

Observó, a la vez, cierto patrón en el comportamiento de un determinado tipo de estrellas variables llamadas Cefeidas (estas estrellas muestran un ritmo regular de brillo, oscurecimiento y brillo cuando se observan en períodos de tiempo que van desde unas semanas a unos meses).

En 1912 publicó un trabajo original que supondría su mayor aportación a la astronomía: la relación entre el período y la luminosidad de las Cefeidas. Se titulaba Periodos de 25 estrellas variables en la pequeña Nube de Magallanes.

En él explicaba que, según sus observaciones, cuanto más brillante era la estrella, más tiempo duraba la pulsación; por lo tanto, se podía determinar el período de pulsación y descubrir lo brillante que es la estrella (estas estrellas son pulsantes debido a que las zonas de hidrógeno y helio ionizado se encuentran cerca de la superficie). Las Cefeidas son más brillantes cuando están cerca de su tamaño mínimo y, puesto que todas las Cefeidas están, aproximadamente, a la misma temperatura, su tamaño determina su luminosidad. Además, estas estrellas son tan brillantes que se pueden observar en galaxias muy lejanas.

Existía, por fin, una manera de medir la distancia entre estas estrellas de forma bastante precisa. De hecho, en 1918 Hubble calculó el tamaño de la Vía Láctea empleando en buena parte las fórmulas de Leavitt. Y pudo afirmar que el universo estaba formado no solo por nuestra galaxia, sino por muchas otras galaxias, y lo más importante, que el universo estaba en expansión.

Pero el trabajo de Leavitt siempre quedó eclipsado al ser atribuido a sus superiores, especialmente Edwin Hubble y Edward Pickering. Como este trabajo de apenas tres páginas, que empezaba con la nota: «Este trabajo ha sido preparado por la Srta. Leavitt…», pero que iba firmado por Pickering.

Durante toda su vida, el título profesional de Leavitt fue simplemente el de «ayudante» (assistant). Mostrando su gran humildad, ella nunca pidió que la llamaran de otra forma.

En 1913 desarrolló un patrón de medición fotográfica que fue aceptado por el Comité Internacional de Magnitudes Fotográficas y adoptado para el Mapa Astrográfico del Cielo.

Para elaborarlo, utilizó 299 placas proporcionadas por 13 telescopios de observatorios de diferentes partes del mundo y empleó ecuaciones logarítmicas para ordenar las estrellas sobre 17 magnitudes de luminosidad.

En el momento de su muerte había completado la determinación de magnitudes en 108 áreas del cielo. Henrietta Leavitt dedicó toda su vida a este gran trabajo.

Murió prematuramente a los cincuenta y tres años de cáncer, en 1921, en Cambridge.

Sus compañeros lo vivieron como una tragedia. Decían de ella: «Tenía la alegre facultad de apreciar todo lo que era valioso y querido en otros, y estaba poseída por una naturaleza tan alegre que, para ella, todo en la vida se convertía en bello y lleno de significado».

De su vida privada apenas sabemos nada. Solo dejó un testamento legando sus pocos bienes a su madre.

Cuando empezó a trabajar en Harvard, sufrió una grave enfermedad que le provocó una profunda sordera que iría acentuándose con los años, de modo que el silencio la acompañaría el resto de su vida.

Su importante contribución al avance científico fue reconocida internacionalmente cuando, en 1925, la Academia Sueca de Ciencias la nominó para el premio Nobel a título póstumo.

Se calcula que una de cada diez estrellas variables que los astrónomos conocen fue estudiada primero por Henrietta Leavitt.

Hoy en día, a modo de homenaje, el asteroide (5383) Leavitt y el Cráter Leavitt en la Luna llevan su nombre.

El gran trabajo que realizó Henrietta ha servido como inspiración para volver a revolucionar nuestra imagen del cosmos, simplemente mirando, observando y amando el cielo a través de dos lentes alineadas.

Bibliografía

Wikipedia: Biografía de Henrietta Swan Leavitt

BIOGRAFIAS Y VIDAS, La enciclopedia biográfica en línea

Astrogea.org: El survey del Harvard College Observatory

Artículo sobre Henrietta Swan Leavitt

AstroMía, Revista virtual sobre astronomía

Astrobitácora, Revista virtual sobre noticias de astronomía.