Josefina Maynadé

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Josefina Maynadé fue una escritora amante de los clásicos, que empezó a publicar sus obras con dieciséis años en 1924. Artista, teósofa, pedagoga, escritora de temas teosóficos y espirituales, dedicó su vida a contagiar una nueva conciencia espiritual fundamentada en el respeto y el mutuo reconocimiento.


Josefina Maynadé, una escritora amante de los clásicos

Dedicó su vida a contagiar una nueva conciencia espiritual fundamentada en el respeto y el mutuo reconocimiento.

Artista, teósofa, pedagoga, escritora de temas teosóficos y espirituales, Josefina Maynadé Mateos nació en Barcelona el 13 de junio de 1908. Sus padres fueron dos importantes teósofos miembros de la Rama Barcelona, D. Ramón Maynadé Sallent y D.ª Carmen Mateos Prat, fundadores (en 1901) de la Biblioteca Orientalista.

Su madre formó parte activa del movimiento teosófico, hasta el punto de fundar la Rama Arjuna, en enero de 1908, cuando solo faltaban cinco meses para que naciera Josefina. Tuvo dos hermanos, Elena y Arnaldo.

Su abuelo materno, Arnaldo Mateos, fue francmasón y militó entre los espiritistas catalanes, colaborando con José María Fernández Colavida en el Centro Barcelonés de Estudios Psicológicos. En torno a 1894 se hizo miembro de la Rama Barcelona de la Sociedad Teosófica. Aunque Josefina no le conoció, en 1929 le dedicará un poema en su libro sobre Plotino, en el que muestra el cariño y admiración que sentía por él:

«A mi dios penate, Arnaldo Mateos».

(…) «A ti, sombra propicia de mi abuelo…, invoco al comienzo de mi tarea. ¡Hágame tu bendición vidente de aquellos siglos de oro y cantora del numen inmortal del Filósofo del Éxtasis, para que con tu ayuda y mi afán reviva!» [1]

En 1922, a los catorce años, ya figura como miembro de la Rama Arjuna de Barcelona[2], donde se la conocía como Pepita, apelativo cariñoso que mantendría y con el que firmaría muchas de sus obras, tanto artísticas como literarias.

Todo este acervo familiar contribuyó a su formación personal, como expresaría la profesora M.ª Rosa Alonso en una reseña artística de 1951:

«…una preparación clásica acusan las obras que salen de sus manos y de su pluma… No tenemos entre nosotros ejemplos frecuentes de mujeres que, bajo el numen del clasicismo, hayan hecho obra». [3]

Efectivamente, el clasicismo, o con más exactitud, la evocación de Grecia, fue la gran pasión de su vida.

«Platón deslumbró en mis tiernos años, con su inspiración dialéctica, mi mundo interior y provocó otra perpetua dialéctica entre los principios de mi propia alma. (…) Esquilo me dio, sobre todos, la clave vívida de las virtudes heroicas. Homero ha bañado de fresca luz matinal mis sueños. (…) Artistas y filósofos, poetas o legisladores, Grecia ha encendido siempre, al través de los siglos opacos, la lámpara de mis ideales visiones del porvenir».[4]

Tenía dieciséis años cuando se publicó su primer libro, El tesoro maya. Un año después, en 1925, colaboró con su padre en la edición de la revista teosófica El Loto Blanco, donde apareció su primer artículo, El teósofo y el ceremonial. Sería el inicio de una larga colaboración en las revistas El Loto Blanco, Sophia y Theosofía, con numerosos artículos e ilustraciones. También escribió libros sobre filósofos y maestros espirituales.

«Cuando por vez primera mi padre, fundador y director de la Biblioteca Orientalista, encomendóme la redacción de una obra sobre la vida y filosofía de Plotino, rehusé hondamente (…). Después, un conjunto de circunstancias exteriores e íntimas… acallaron mi rotunda negativa.[5]

Josefina adquirió formación artística en varias instituciones de Barcelona (Escuela Municipal de Artes y Oficios, Escuela de Bellas Artes y Academia Baixas), relacionándose con artistas y músicos del momento. A los diecinueve años apadrinó a varias personas para ingresar en la Rama Arjuna de la Sociedad Teosófica.[6] Esto indica el entusiasmo que sentía por divulgar la teosofía, parejo con una intensa trayectoria artística, en la que se sucederán numerosas exposiciones de escultura, pintura (óleos, grabados y dibujos) y certámenes poéticos.[7]

A los diecinueve años formó parte de la Asociación de Idealistas Prácticos, promovida, entre otros, por el pedagogo y teósofo Attilio Bruschetti, quien le dedicó varias obras.[8]

Contrajo matrimonio en 1935 con Luis García Lorenzana, ingeniero de minas y entonces secretario general de la Sociedad Teosófica Española. Residieron en Hospitalet hasta que, tras la guerra civil, se trasladaron a Las Palmas de Gran Canaria, donde fue destinado Luis.

Allí, Josefina se relacionó con los círculos ateneístas y artísticos de la isla, publicando los poemas A Cloris y Los silencios. También colaboró con varios artículos e ilustraciones en la revista Mujeres en la Isla, una publicación literaria femenina que expresaba el modo de ser y sentir de la mujer canaria.

No obstante, Josefina no escribía sobre temas de actualidad, sino que planteaba una visión universal, un despertar a una nueva conciencia de la humanidad según la era de Acuario. Hablaba sobre la regeneración espiritual en la nueva era y sobre el papel que los idealistas tenían en el mejoramiento del individuo y de la sociedad.

«…más que nunca, se requieren ahora hombres y mujeres de signo pitagórico; individuos conscientes, armónicos, responsables de la hora que les ha tocado vivir; idealistas prácticos dotados de un gran sentido de humanidad…»[9]

En 1959 viajó a México, donde continuó difundiendo la teosofía y publicando una serie de biografías de filósofos y maestros religiosos: Zoroastro, Krishna, Orfeo, Pitágoras y Lao Tse.

A finales de los años 60 regresó a Barcelona, donde falleció su esposo en agosto de 1968. Unos meses antes, en mayo de ese mismo año, Vicente Beltrán Anglada relata una experiencia espiritual que vivió junto con el matrimonio y otros amigos, en una excursión a Montserrat.[10]

Josefina seguirá trabajando y, a principios de los años 70, publicará en México, con su amiga María Solá Ferrer (de Sellarés), la Colección «Tradición Sagrada de la Humanidad», que divulgaba enseñanzas básicas de las diversas religiones.

Dejándose llevar por el «aliento ligero de las cosas», como había declarado el Ángel de Montserrat, nos dejó un 22 de junio de 1978, habiendo dedicado su vida a definir y estrechar lazos de fraternidad universal.

Bibliografía

– Plotino, su escuela iniciática y su filosofía. Josefina Maynadé.

– Los versos áureos de Pitágoras, los símbolos y el Hieros Logos. Josefina Maynadé.

– La vida serena de Pitágoras. Josefina Maynadé.

– Tesis doctoral, El orientalismo en la cultura española en el primer tercio del s. XX. La Sociedad Teosófica Española (1888-1940). Vicente Penalva, http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/284456/vpm1de1.pdf?sequence=1

http://arjunabarcelona.com/un-poco-de-historia-0/

http://www.diccionariodeartistas.org/index.php?option=com_content&task=view&id=501&Itemid=609

http://ngsm.org/vicenteba/libros/jash11.htm

[1] Plotino, su escuela iniciática y su filosofía. Dedicatoria (pág. 5).

[2] http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/284456/vpm1de1.pdf?sequence=1 (pág. 241).

[3] Falange. Plumas de las Islas, publicada el 15 de diciembre de 1951, «Otra vez el mito de Orfeo» por M.ª Rosa Alonso

[4] Plotino, su escuela iniciática y su filosofía, Pronaos, (pág. 9).

[5] Ídem, (pág. 7).

[6] http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/284456/vpm1de1.pdf?sequence=1 (pág. 185).

[7] Trayectoria artística desde 1944, en: http://www.diccionariodeartistas.org/index.php?option=com_content&task=view&id=501&Itemid=609

[8] Cartas a Pepita, Latidos del corazón, El suspiro eterno.

[9] Los versos áureos de Pitágoras, los símbolos y el Hieros Logos. (pág. 12 ).

[10] http://ngsm.org/vicenteba/libros/jash11.htm