Maria Mayol i Colom tuvo un papel muy importante en la sociedad de la Mallorca del s. XX por su compromiso en la formación y los derechos de las mujeres, por su papel en la política (fue la primera mujer que se presentó a las elecciones en las Islas Baleares, con un discurso progresista, feminista y autonomista) y por su condición de escritora.
Maria Mayol i Colom, una poetisa política acallada por la guerra
El nombre de Maria Mayol i Colom (18831959) ha quedado prácticamente en el olvido, pero esta mallorquina tuvo un papel muy importante en la sociedad de la Mallorca del s. XX. En primer lugar, por su compromiso en la formación y los derechos de las mujeres, especialmente las jóvenes, a las cuales dirige sus escritos y proyectos. En segundo lugar, por su papel en la política; fue la primera mujer que se presentó a las elecciones en las Islas Baleares, con un discurso progresista, feminista y autonomista. Y en tercer lugar, por su condición de escritora. Activista cultural, política, escritora y maestra, vivió en un contexto histórico de cambios que afectaban a la sociedad y la cultura de las islas: el movimiento feminista, la primera asociación por la cultura de Mallorca y las innovaciones pedagógicas que propiciaba la Segunda República. Un contexto en el que los sueños de Maria Mayol (llevar la cultura a los pueblos, educar a los jóvenes mallorquines, hacer de la política una herramienta de igualdad y vivir el catolicismo como una forma de renovación social) parecían posibles.
Maria Mayol nació en Sóller el 15 de octubre de 1883, pero pasó su infancia y juventud en Francia. Su familia se había establecido en Bordeus. La formación de Mayol es, por tanto, básicamente francesa, lo que le permite acceder a unos estudios muy difíciles de obtener en la Mallorca de aquel entonces para una mujer. Obtiene el grado de suficiencia en gramática y literatura francesa, y geografía e historia de Francia en la Universidad de Bordeus. Ya instalada en Mallorca, en el año 1921, obtiene el título de perito mercantil en la Escuela de Comercio de las Islas Baleares. Participó en la constitución de la Asociación por la Cultura de Mallorca, de Sóller, junto con Guillem Colom y Catalina Rotger. Con esta última, forma una sección dedicada a la mujer.
En 1918 comienza a colaborar en el semanario Sóller con textos poéticos, una colaboración que se extendería a revistas como L’Almanac de ses LLetres, La Nostra Terra, Felanitx y Majorica Desde el año 1926 hasta el año 1933, se dedicará fundamentalmente a la creación de una asociación para la difusión cultural entre las mujeres, que no tenía precedentes en Mallorca, combinándolo con su trabajo como docente en el colegio Vall de Sóller. En dicha asociación se difundía la lectura de obras recreativas, literarias y científicas, pero también se ofrecían cursos que iban desde la costura a la gramática, la geografía, la aritmética, la geometría o la contabilidad, que perseguían, según sus propias palabras, «facilitar medios a todos los que deseen completar su instrucción, principalmente en aquellos conocimientos más elementales y, sobre todo, entre aquellos jóvenes que, por diversas causas, se dedican a diversos oficios sin haber podido salir del analfabetismo» Esta era una de las mayores preocupaciones de Mayol. Se cuenta que iba de casa en casa intentando despertar el interés y la conciencia de las jóvenes sollerenses.
En una nota de homenaje a Mayol publicada en el semanario de Sóller en 1992, Aina Colom recuerda que la poeta, junto con Catalina Cortés, iban «de casa en casa en donde hubiese jóvenes, invitándolos a formar parte de la entidad cultural donde trabajaban». Esta invitación, señala, no siempre era bien recibida. «Algunos padres les echaban fuera, alegando que sus hijas no podían perder el tiempo en leer». Esta reacción no era extraña en la Mallorca de aquellos años.
Así y todo, la imagen de Mayol, mujer católica, educada y respetable, permitió que algunas jóvenes que nunca habían abierto un libro se sintieran atraídas por la cantidad de acciones que se ofrecían en el Fomento, unas acciones que, bajo la dirección de la poeta sollerica, se irían ampliando en una progresión que no agradaba a los sectores más conservadores de la sociedad sollerica y mallorquina, que la acusaban de querer separar a la mujer del seno de la familia, donde le corresponde y donde debe estar.
A principios de los años 30, Maria Mayol da el paso que la conduciría del activismo cultural a la actividad política. En julio de 1931, junto con Francisca Rotger, representó al Fomento en la asamblea de Ayuntamientos y entidades que examinaron y aprobaron un proyecto de estatuto de autonomía para las Islas Baleares. En septiembre del año siguiente, asistía al acto de libramiento de «l’Estatut d’Autonomia de Catalunya», y en 1933 formó parte del comité de relaciones entre Catalunya y Mallorca. En este mismo año, Mayol se afilia a Acció Republicana, el partido de Manuel Azaña que, en Mallorca, representaban Emili Darder, Josep Serra y Bernat de Sales Aguiló. Se implica en la formación de la «acción ciudadana femenina», destinada a la divulgación política entre las mujeres. El compromiso político de Mayol se reafirma, fundamentalmente, en el momento en que acepta presentarse a las elecciones con Esquerra Republicana Balear. Fue la única mujer que se presentó a las elecciones en las Islas Baleares, el primer año en el que existe el sufragio universal femenino en España.
Como candidata, Mayol realiza un amplio trabajo de campaña, con conferencias, artículos y mítines. Su condición de mujer católica es frecuentemente utilizada en sus artículos de campaña para contradecir los argumentos de la derecha. En uno de sus mítines, se centra en tres puntos del programa de la derecha: la patria, la religión y la familia. Sobre la patria, ella distingue dos conceptos opuestos: «Para unos es el suelo, el habla y las razones étnicas; para otros es un mapa y distribuciones del terreno. Nosotros, los de izquierda, queremos el primer concepto que permite la autonomía de las regiones que constituyen el suelo patrio. Para los de la derecha queda aquel otro concepto rígido y convencional». Con respecto a la religión, ella la entiende desde la vivencia íntima y desde el compromiso derivado del catolicismo social. Y en cuanto a la familia, considera que la base debe ser el amor, por lo cual, la ley del divorcio debe ser una herramienta para permitir la estabilidad familiar.
El discurso contundente y valiente de Mayol intentaba no solo incluir a las mujeres en la política, sino también hacer hueco a la clase humilde para que pudieran acceder a un plano más alto de cultura, moralidad y bienestar. Este discurso pronto empezó a incomodar a los sectores más conservadores. La prensa se llenó de artículos que la criticaban sin piedad, sobre todo por parte de las mujeres vinculadas a la Unión de Derechas. Los sectores más conservadores de Sóller pronto comenzaron a insultarla y amenazarla, unas amenazas que no hicieron callar a la poeta, sino que, por el contrario, le dieron más fuerza a su discurso. Finalmente, los votos que obtuvo no le permitieron gobernar.
En 1934 fue destinada a L’institut de Segon Ensenyament de Vilanova i la Geltrú. Pero seguía siendo presidente honorario del comité local d’Esquerra Republicana Balear en Sóller. No se encontraba en la isla cuando, el 18 de julio de 1936, una fuerte represión asoló la isla. Su compañero y amigo Emil Darder fue fusilado, al igual que su cuñado. Su hermanastra y sus hijas fueron apresadas, al igual que muchos de sus compañeros del Fomento. Durante la guerra civil, permanece en Vilanova, y una vez vencida la República, se exilia a Francia. Sigue ejerciendo como profesora en Bordeus hasta que acaba la Segunda Guerra Mundial, momento en el que vuelve a Mallorca. Se instala en Palma, bajo una estricta vigilancia que le impide cualquier actividad pública.
Su creación literaria es una más de las múltiples inquietudes que movilizaban la vida de la poeta y política de Sóller. Su voluntad de compilar un volumen con sus poesías no pudo hacerse realidad en vida. Solo en el año 2008 se publican dos ediciones, la de Joan Castanyer bajo el título de Assaigs poétics y la del Consell de Mallorca, Delers i altres poemes. El tema principal de su poesía es la recreación simbólica de los elementos de la naturaleza, aunque algunos poemas se abren camino hacia un discurso más personal y biográfico. Aunque su implicación en la política nos podría hacer pensar lo contrario, el tema cívico no es frecuente en su obra. Solo en el poema «Ressorgiment» toma como tema central la lengua como símbolo de resistencia después de años de persecución.